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Pues se complica Madrid. No sé, muchos dicen que la decisión del COI no es vinculante, aunque sí importante, y dado el tono político del asunto, nunca sabremos de verdad las conclusiones de Gallardón, Mercedes Coghen y compañía, pero tiene mala pinta.
Me negué a escribir ayer hasta tener algo más de información de la que adelantaban los diarios. Me parecía poco serio poner solamente lo que venía en Marca (As tenía bastante menos) y estaba cabreado por la reacción de muchos compatriotas que se alegraban de la noticia. Es lo que tiene entrar en foros, que muchas veces lees cosas que te cuesta aceptar.
En 2005 Madrid llegó a la votación final con mejor nota que ahora. «Alta calidad». Esta vez la nota es «Calidad variable». Vaya usted a saber qué demonios significa eso para los jueces. Pero nos han dado un palo muy serio en cuanto al dopaje mostrando dudas de que la legislación española estuviera acorde con la legislación mundial en ese aspecto. Dado que hablamos de olimpismo, y los valores que lleva implícitos, a mi modo de ver es una estocada mortal.
Otro tema es el de la rotación de sedes. Tras Londres 2012, da la impresión de que Madrid haya profundizado más en intentar hacer ver la candidatura como «no europeista», desmarcándose hacia la cultura mediterranea o incluso latina. Matar moscas a cañonazos. El proyecto debe ser similar al de 2012 y, por tanto, no entiendo el bajón de calidad sino como que se ha vendido peor o, digámoslo directamente, que no nos lo quieren dar.
Otra nota negativa es la planteada ayer por un comentarista. 52 de los 114 votantes son europeos. Es decir, de dar su voto a Madrid para 2016 se cerrarían definitivamente las puertas para unos JJOO en Europa en 2020, y no creo que muchos de los miembros estén dispuestos a tirar piedras contra su tejado (veáse Rusia, Francia…), por lo que lo previsible es que esos votos vuelen lejos de la «comunidad».
La cosa está fea para todos menos para Gallardón, que ayer según sus propias palabras, recibió mucho respaldo a la candidatura. Es verdad que es la que más apoyo popular presenta, y que exceptuando lo del dopping las acusaciones no son demasiado malas, pero temas como que Chicago aparezca el doble que Madrid en el informe hablan a las claras de la situación. Madrid parte última, nos guste o no, y no es tiempo de lamentarse, sino de que los que pueden hagan las cosas necesarias para revertir la situación.
Acabo de leer la carta de Lissavetzky en el País justo tras terminar de escribir mi artículo. Leerosla. Explica perfectamente lo que ha ocurrido y creo que dice la verdad. Y deja una frase de Samaranch para el optimismo: «La crisis rechaza los proyectos virtuales y el de Madrid es real».